martes, 17 de marzo de 2009

Breve Historia de Egipto. Parte II.

Pirámide escalonada del rey Dyoser en Saqqara.

El Imperio Antiguo: dinastías III a VI (2700-2200 a.C.)

Aunque los egiptólogos suelen marcar el fin de una etapa y el principio de otra por los enormes cambios que se producen, esto no se aplica en este momento, ya que la continuidad es evidente: el primer rey del imperio antiguo era familiar del último rey tinita, Jasejem. Es este un periodo de paz, tanto interior como exterior, y de estabilidad.

El fundador de la III dinastía fue el faraón Dyoser (o Djoser), famoso por ser el primero que mandó construir una pirámide a su arquitecto Imhotep, único humano divinizado por los egipcios. Más tarde, Kheops, Kefren y Micerinos, de la IV dinastía, siguieron sus pasos en la meseta de Gizeh. Las pirámides no eran más que una superposición de mastabas, un experimento arquitectónico que tuvo muchas fases de construcción antes de dar con las claves para que no su hundieran. Empieza la difusión de los grandes monumentos de piedra.

De esta época se conservan los primeros Textos de las Pirámides y otros documentos que permiten perfilar mejor la figura del faraón. La idea del faraón como divinidad experimentó un gran auge y apareció el epíteto que lo designaba como hijo de Re en sus nombres. Las esposas reales y los funcionarios de la corte también son designados como "aquellos que ven al dios" o "aquellos que trabajan con el dios".

Los Textos de las Pirámides, conservados sólo desde el reinado de Onos (último rey de la V dinastía), afirman la supremacía del faraón y que, como dios, es el único que puede viajar al Más Allá y unirse al resto de dioses.

Por otro lado, este periodo se caracteriza por el traslado de la capital de Tinis a Menfis, en la frontera con el delta y en el centro del país, entre el Alto y el Bajo Egipto. No puede dudarse del simbolismo de este acto: trasladar la capital a la frontera entre las dos tierras era la forma que tenía el faraón de afirmar su poder sobre ellas y simbolizaba también el equilibrio, al estar en el centro del país. Sin embargo, no hay que pensar que las fronteras de Egipto se corresponden con las actuales. La labor conquistadora de los antiguos egipcios ya se manifestó en esta época y se han encontrado restos del imperio antiguo en el desierto occidental, en Nubia (actual Etiopía) y en las minas del Sinaí.
La forma de gobierno continuaba siendo la misma que en la época tinita, sistema que funcionaría sin problemas durante unos 500 años. El faráon estaba en la cúspide y bajo su mando se organizaba todo el entramado de poderes nomarcales, la justicia, la economía, etc. La religión empezaba a estar controlada por una casta social diferente, los sacerdotes (los más importantes de los cuales eran los de Re), aunque éstos todavía no tenían la autonomía que consiguieron con el paso del tiempo.
La religión, los ritos y las creencias funerarias de esta etapa se conocen muy bien gracias a los textos conservados. Ya se diferenciaba entre los componenetes del cuerpo humano: la sombra (nuestro doble inmaterial); el aj (principio luminoso que permite llegar a las estrellas); el ka (fuerza vital que debía ser alimentada); el ba (parte que permite el movimiento del ka y que posee todo el poder de su propietario);y el nombre, que por la magia del verbo, permitía una segunda reencarnación del individuo.
Después de uan larga lista de reyes, el que más destaca es el reinado de Pepy II (o Fiope II), que estuvo en el gobierno 94 años, según fuentes de la época. Es el reinado más largo jamás documentado, aunque sólo se han podido demostrar 65 años de reinado (que tampoco está nada mal). Pepy II llegó al trono con 6 años, lo que fue aprovechado por los nobles para desmantelar el Estado central. Durante el reinado de su predecesor, Teti I, la institución monárquica ya había empezado a decaer; los miembros de la realeza eran identificados con los altos funcionarios y la nobleza: se ve al rey como un "primus inter pares" y pierde su carácter divino. A ello contribuye la actitud de los últimos faraones, que se casan con hijas de familias nobles o de los nomarcas provinciales.
La VI dinastía acaba con el reinado de una mujer, la reina Nitocris. No fue, como opinan algunos, una reina regente, sino que tuvo la titularidad de la Corona. Según las fuentes, Nitocris vengó el asesinato de su hermano (Pepy II) invitando a los culpables a un banquete y anegando de agua la sala subterránea donde se celebraba. Con ella se puede decir que ya no existe la institución monárquica, el poder se había dispersado y los nomarcas copiaban a escala todas las características del Estado central.
Los enemigos, viendo la debilidad del Estado egipcio comienzan las invasiones, pero este hecho no impidió que los egipcios posteriores recordaran y repitieran los cánones del imperio antiguo, ya que el pasado siempre era un modelo a seguir.
Así acaba el imperio antiguo y comienza el primer periodo intermedio, una época de invasiones extranjeras, desorden y división que dura del 2200 al 2050 a.C.
Tatiana Navarro Gimeno.

jueves, 16 de octubre de 2008

La llegada de los judíos a la Península Ibérica

Desde aproximadamente 1391 hasta 1492 las persecuciones contra judíos y las numerosas conversiones fueron el principal aliciente para la pregunta: ¿Cuándo llegaron los judíos a la Península Ibérica?.

Desde el punto de vista literario, ésta pregunta no aparece en “Crónicas Generales de España” por Alfonso X “El Sabio” ni en la continuación de estas de 1272, pero sí en su refundición de este mismo año, de autor anónimo, lo que nos da que pensar que pudieran estar manipuladas. Ésta refundición fue redactada en el siglo XV en Toledo, una de las ciudades con más judíos de toda la Península Ibérica.

Surge en esta época, además, la llamada “literatura apologética” donde los autores cristianos escribían contra la religión judía y los judíos contra la cristiana. Se trataba de que se pudiera demostrar que los primeros judíos se establecieron antes del año 70 a.C (la destrucción del segundo templo de Jerusalén).

Se empezaron a difundir documentos falsos entre la población, entre ellos, estos ejemplos:


  • Se decía que los judíos llegaron en las naves de Salomón, cosa difícil, puesto que en las naves de éste viajaban fenicios y no judíos
  • Algunos rabinos decían poseer cartas de sus antepasados preguntando a sus parientes porqué habían crucificado a Cristo, lo que demostraría que ellos estaban en la Península antes de la crucifixión de Cristo. Ésto podría ser verdad, pero es difícilmente demostrable porque lo que los rabinos decían conservar no son mas que copias manuscritas de las susodichas cartas, por lo que este testimonio no es válido.
  • Otro de los argumentos que se sostenía era que en el libro de Abdías, del Antiguo Testamento se leen las consonantes SFRD (se conoce que en hebreo no se escriben las vocales) que se podría traducir como “Sefarad” que era como se llamaba a Hispania entre los judíos. Aquí es donde se cree que venían las naves palestinas a llevarse marfil, cosa difícil, puesto que aquí no hay ni ha habido nunca elefantes. En cambio sí podría ser traducido como “Sefaris” (actualmente Kenia) donde sí hay elefantes.
  • También como documento se esgrimió una carta donde los judíos de Plumberia
    anunciaban la visita de Alejandro Magno a Hispania. Esto demostraría que los judíos estaban en la península antes de la crucifixión de Cristo, cosa de la que los acusaban.

Éstos son solo algunos de los documentos que se alegaban para argumentar que los judíos ya estaban en la península antes del siglo I d.C, pero la primera inscripción en hebreo que se conserva es del siglo III d.C en Agra (Almería).

Aunque hay otros documentos más fiables, como por ejemplo la lápida trilingüe (en latín, hebreo y griego) de Tortosa, dónde descansa un niño, se puede leer en hebreo “Su espíritu sea para la vida eterna” una inscripción poco común en aquella época. Estos sarcófagos con inscripciones hebreas se encuentran desde el siglo I a.C hasta el siglo II d.C, por lo que no es concluyente.

Hay que tener muy en cuenta que en Hispania en la baja Edad Media el mayor enemigo que tuvieron los judíos fueron los judeoconversos (judíos convertidos al cristianismo) y viceversa. Hay numerosos procesos de la inquisición donde voluntariamente se presentan judíos para denunciar a judeoconversos, por lo que la pregunta de “¿Cuándo llegaron los judíos a la Península Ibérica?” es tan solo un pretexto para la expulsión y las conversiones forzosas, porque no está demostrado que los judíos llegaran antes del año 70 a.C pero tampoco se ha demostrado que llegaran después. Además, en los reinos de la Península es en el único lugar donde se planteó esta pregunta seriamente.

Adaptación por Penélope Esteve de una clase de la asignatura “Cultura hispanohebrea” impartida por el profesor Carrete Parrondo.



miércoles, 8 de octubre de 2008

Paréntesis.


Mitología egipcia.

Aunque en el anterior artículo dije que continuaría con el siguiente fragmento de la historia de Egipto, quiero hacer un pequeño paréntesis y hablar un poco de mitología egipcia, ya que es un tema que me interesa especialmente. No pretendo profundizar en el tema, sólo explicar el origen del mundo según esta cultura, mencionar los nombres de algunos dioses y comentar sus esferas de influencia más importantes.


Al principio todo era caos (¿os suena?) y de allí surgieron Nun, el océano primordial, y Ben Ben, la montaña primigenia. Atum (cuyo nombre significa a la vez "totalidad" y "nada") surgió por sí mismo de Nun, se posó sobre Ben Ben y, con su saliva o, en algunas versiones, con su esperma, engendró a la pareja Shu, el aire, y Tefnut, la humedad. Estos, a su vez, engendraron a Nut, el cielo, y a Geb, la tierra. De la unión de Geb y Nut nacieron cuatro hermanos gemelos: Osiris, Isis, Seth y Neftis, que contrajeron matrimonio entre ellos (Osiris con Isis y Seth con Neftis).

Estos dos parejas eran antagónicas: mientras que Osiris e Isis representaban las fuerzas positivas del cosmos, la regeneración y la vida, Seth y Neftis se identificaban con el caos y la esterilidad. Según el mito, Osiris se convirtió en un rey bondadoso que abolió la antropofagia y enseñó la agricultura a los hombres pero Seth, que aspiraba al trono y que reprochaba a su hermano el haber cometido adulterio con Neftis (adulterio del que nació Anubis), lo encerró en un sarcófago y lo arrojó al Nilo. Cuando Isis se enteró partió en busca de su esposo, al que encontró en Biblos, y lo escondió entre las marismas del delta. Sin embargo, Seth descubrió el escondite, descuartizó el cuerpo de Osiris y esparció sus restos por todo el país.

Isis, acompañada por su hermana Neftis, recorrió el territorio buscando y juntando de nuevo los trozos del cuerpo de su esposo. Después, Anubis practicó por primera vez los ritos del embalsamiento. Acto seguido, Isis se convirtió en ave y con el batir de sus alas devolvió el aliento al difunto, con el que se unió para engendrar a Horus. Osiris se convirtió en el rey del inframundo, mientras que Horus decidió vengar a su padre y recuperar la corona que les había arrebatado Seth. Para conseguirlo, se enfrentó a este en una encarnizada batalla donde Horus perdió un ojo y Seth perdió su miembro viril.

Horus consiguió imponerse a las fuerzas maléficas de su tío, recuperó su legítima autoridad y se convirtió en rey de Egipto. Su nombre pasó a ser un título indispensable que todos los faraones debían llevar a partir de entonces y que justificaba su poder (ya que los convertía en un dios-hombre viviente, descendientes directos de los dioses).

Aunque estos eran los dioses más importantes, todavía había muchos más en el panteón egipcio. Anubis, el dios chacal, acompañaba a las almas de los difuntos ante el tribunal divino y arrancaba el corazón del pecho de los muertos para colocarlo en la balanza. También era el protector de los sacerdotes embalsamadores por haber sido el primero en celebrar este ritual. Maat era la encarnación de la justicia, de la verdad y del orden universal, y se le representaba como una figura humana con una pluma de avestruz o con alas de este animal; presidía, junto a Osiris, el juicio de las almas, y su pluma era el contrapeso de la balanza donde se colocaba el corazón del difunto. Thot (Djehuty en egipcio) era el dios de los escribas, de la sabiduría y de la música; se le representa con cabeza de ibis o como un babuino, es el inventor del lenguaje articulado, de la escritura y del calendario egipcio y se encarga de pesar las almas en el juicio divino. También actúa como contable y escriba de los dioses. Ptah fue el creador de los hombres, a los que moldeó a partir de arcilla, y el maestro constructor, dios y patrón de los artesanos, los albañiles y los arquitectos. Se le representa como una figura humana momificada, con un casco y subido a un pedestal. Hator (Hut-Hor, en egipcio:"templo de Horus") era la diosa del amor, del deseo y de la fertilidad; era la esposa de Horus y se le representaba como una vaca o como una figura humana con cuernos de este animal. Ofrecía un aspecto festivo y, en ocasiones, llevaba un sistro con el que hacía música para acompañar sus frecuentes bailes.

Ra (o Re) era el dios del sol, padre de toda existencia y motor esencial de la creación. Se le representaba como un escarabajo pelotero o como una figura humana con cabeza de halcón montada en una barca, con la que cruzaba el cielo a lo largo del día. Sekhmet, o Sejmet, una diosa guerrera y vengativa, esposa de Ptah, era representada como una leona o como una mujer con cabeza de leona. Para los egipcios era ella la que causaba la mayor parte de desastres naturales (especialmente las tormentas de arena) y epidemias, por eso realizaban libaciones para emborracharla y dormirla; se la conocía por los sobrenombres de "la terrible" y "la poderosa". Bastet, adorada sobre todo en Bubastis, era protectora del hogar y de los hijos. Se mostraba como un gato o como una mujer con cabeza de gato y se dice que solía estar de buen humor, ya que era el lado bueno y dulce de Sekhmet. Taweret, o Tueris, cuyo nombre significa "la Grande" (Ta-Urt, en egipcio), era la diosa hipopótamo protectora de las mujeres embarazadas y favorecía la abundancia de leche materna, por eso también se podía mostrar como una mujer gestante con cabeza de hipopótamo y los pechos hinchados.

Sobek, con cabeza de cocodrilo, era el creador del Nilo y el dios de la vegetación, aunque también se relacionaba con los accidentes en la navegación, y se encargaba de devorar las almas que no conseguían pasar favorablemente el juicio de Osiris. Amón, "el oculto", era el protector de una saga real tebana y se impuso como uno de los dioses más poderosos del panteón egipcio, especialmente cuando se asoció al dios solar Ra. Además, era el señor de los vientos y se creía que estaba en todas partes a la vez; se le representaba con cabeza de carnero y cuernos en espiral o como un hombre momificado de piel azul con dos plumas verticales en su cabeza. Jonsu es un dios lunar y viajero, un niño momiforme con una luna creciente y un disco lunar sobre la cabeza. Lleva también una coleta lateral, símbolo de su juventud. A veces era representado como un hombre barbado y cruel que aparece en situaciones violentas pero, si se le conjuraba bien, ayudaba a las personas a deshacerse de los malos espíritus y curaba a los enfermos.

Por último, y aunque no estuvo mucho tiempo en el panteón, hay que citar a Atón, el disco solar. Los sacerdotes de Amón se habían impuesto en Luxor a infinidad de cultos menores, y Amón-Ra llegó a ser la divinidad más importante del país. De este hecho surgió el primer intento de monoteísmo en Egipto, ya que el faraón Amenofis IV (o Amenhotep IV) cambió su nombre a Akhenatón ("el que agrada a Atón") porque sostenía que este dios era el único verdadero; así que prohibió el culto a los demás dioses durante todo su reinado. Se destruyeron templos y se borraron los nombres del resto de los dioses, lo que le granjeó al faraón muchos enemigos, hasta el punto de que monarcas posteriores intentaron destruir el recuerdo de su reinado.

Hasta aquí la lista de dioses del Egipto antiguo. No obstante, aún quedan por citar numerosas divinidades menores como, por ejemplo, el toro Apis, la diosa Uadjet (la cobra), la diosa Mut (el buitre) y el genio Hapy, cuyas influencias normalmente eran más locales que nacionales y, por esa razón, no son tan conocidos. A ellos se une una gran cantidad de diosecillos y genios protectores del hogar o causantes de molestias, todos ellos de carácter familiar. En el próximo artículo seguiré con la historia de Egipto, ya que está empezando la parte interesante.
Tatiana Navarro Gimeno.

martes, 16 de septiembre de 2008

Breve introducción al Blog

Hola a todos y a todas.

Después de este excelente artículo sobre la historia más antigua de Egipto, creo que es el mejor momento para exponer ante los (escasos) lectores de este humilde blog nuestras motivaciones para la creación de este diario internauta.

En primer lugar, la ilusión de compartir espacio en internet con personas que están interesadas por las mismas cosas que nosotras. Por desgracia, la história es una de esas disciplinas ignorada contínuamente por un grán número de personas, por diversas razones que en este momento no vienen al caso. El caso es, que viendo el desinteres general que nos envuelve en relación a este hecho, pensamos que un blog era la mejor manera de encontrarnos con gente interesada por la historia.

En segundo lugar, dónde se suelen dar las clases de história es en las aulas, y no todo el mundo es un buen receptor en estos lugares. Por ello empezaremos con la historia que nos gusta a nosotras (cada una en su estilo) pero estamos siempre abiertas a cualquier sugerencia sobre un tema, nos esforzaremos para complaceros. Además, puesto que las horas lectivas que se dedican a esta disciplina en los institutos nos parecen insuficientes para explicar todas las variantes que dan como resultado hechos históricos, este blog tratará la historia en pequeñas dósis, pero siempre exhaustivas, puesto que no queremos marear al lector con demasiados datos.

En tercer lugar, además de exponer lo que sabemos, estaremos encantadas de que cualquier lector se anime a enviarnos cualquier artículo sobre el tema que desee (siempre relacionado con la historia, por favor). Lo que queremos de este blog es que sea un intercambio de opiniones, acercamientos y, por supuesto, historias.

Tras este breve comentario, espero que nuestras siguientes entradas os gusten.

Un saludo

Penélope y Tatiana

martes, 26 de agosto de 2008

Breve Historia de Egipto.

Tablilla de Narmer, dinastía I (3.100 a.C.). Tanto el estilo como la iconografía (el halcón) prefiguran el Egipto faraónico.

El Valle del Nilo entre los años 3.300-2.700 a.C.
Dentro de un marco natural en el que los cambios climáticos acabaron produciendo la desertización de la mayor parte del territorio, se produjo la evolución de una civilización sujeta al capricho de las crecidas del río Nilo. Todos los veranos, a partir del mes de junio aproximadamente, un limo oscuro cubría y fertilizaba las tierras de las orillas del río y hacía que prosperase la agricultura. Imaginemos un gran valle cubierto de cultivos y de frondosa vegetación rodeado de un inmenso desierto por todos sus costados: ese es el paisaje del que dependían los antiguos egipcios. Sin embargo, este desierto era, en parte, una bendición, pues proporcionaba protección contra las invasiones (aunque no por eso se libraron de ellas) y abundantes riquezas minerales (alabasto, oro, cobre, turquesas, jaspe, lapislázuli...). Todas estas riquezas, que se iban incrementando a medida que Egipto conquistaba nuevos territorios, sirvieron para que esta civilización nunca se viera aislada. Egipto era un lugar de cruce de culturas entre África y el Oriente Medio (Mesopotamia y Siria) y entre el Mediterráneo y Nubia, en el ecuador africano.

La cultura faraónica empezó con pequeños asentamientos que basaban su vida en la adaptación al río. La última fase prehistórica de esta zona es el nagadiense o cultura de Nagada (3.300-3.100 a.C.) dividida, a su vez, en varias subfases. En la fase Nagada III se produjeron tres cambios importantes que ya anunciaban el característico Egipto Antiguo: la urbanización, la jerarquización extrema de la sociedad con la aparición de auténticos soberanos y la adopción de una misma cultura por parte de todo el territorio. Las primeras grandes aglomeraciones empezaron a surgir en el sur, como por ejemplo Abydos, Nagada, Coptos y Hierakómpolis. Esta última presenta los primeros rasgos de arquitectura monumental, entre los que destaca la tumba del mítico "Rey Escorpión".

También la cultura de Nagada vio emerger los nombres de los faraones que formaron la "dinastía O", con los que entramos ya en periodo histórico. Los textos más antiguos indican a un tal Menes como primer faraón, pero entre el supuesto reinado de los dioses y el de este primer rey existe una lista de monarcas considerados semidivinos: Ka, Narmer y Aha. Todos aparecen siempre identificados con Horus, en escenas de triunfo sobre sus enemigos o acompañados de atributos reales como la maza o el puñal. Sin embargo, se considera que la completa unificación de Egipto se produjo bajo el reinado de Menes.

A partir del año 3.100 a.C. empieza la "época tinita", que abarca unos 400 años y en la que se desarrollan las dos primeras dinastías. En este momento, el faraón ya está considerado la piedra angular del sistema ideológico, que queda conformado definitivamente. La escritura comienza su expansión mientras que la arquitectura monumental de ladrillo se extiende por las ciudades. De esto se deduce que el Estado estaba ya centralizado y era bastante eficaz. No obstante, es poca la información que queda de las dinastías I y II.

Aún así, se sabe que los conflictos eran bastante frecuentes por la abundante cantidad de escenas de guerra representadas, hecho que no fue un impedimento para que la institución faraónica fijara sus rasgos principales. El faraón ostenta el poder supremo, que es de naturaleza divina y se manifiesta en su titulatura. El título del soberano consta de tres nombre (cinco en época clásica): el nombre de Horus, que convierte al rey en heredero terrenal de los dioses; el de rey del Alto y del Bajo Egipto, que le otorga la soberanía sobre todo el país; y el de las "dos señoras", es decir, las diosas buitre y cobra, que también representan el norte y el sur. Sólo aquel que posee el nombre de Horus puede reinar y este nombre sólo pasa del faraón a uno de sus parientes masculinos, normalmente un hijo.

Además, también se establecieron entonces los atributos reales: la barba postiza, el cetro con el extremo curvo, el látigo, la doble corona, la maza y el puñal. Como heredero de los dioses, el faraón dirigía el mundo de acuerdo con las leyes que estos dictaban, ya fuera en el terreno económico, político, social o religioso. Para ello contaba con un enorme número de funcionarios en los que delegaba parte de su poder: los escribas, el visir, los cancilleres, los tesoreros, los embajadores y un largo etcétera.

Como es bien sabido, esto no hubiese sido posible sin el uso de la escritura. Los primeros textos egipcios datan aproximadamente del año 3.200 a.C. y se trata de paletas con dibujos y símbolos. Es posible que escribieran también en materiales que no han soportado el paso del tiempo, como el papiro. Egipto pasó un corto lapso de tiempo entre un sistema basado en dibujos a otro que usaba signos que se correspondían con un sonido. Pronto empieza a haber una dualidad (funcional y formal) entre la escritura usada con fines religiosos y la usada para otros menesteres. Sin embargo, en estos primeros momentos, formada por palabras sueltas o yuxtapuestas o por una sucesión de títulos y nombres, la escritura aún no refleja una sintaxis desarrollada, por lo que es más correcto hablar de "protoescritura".

Por último, las primeras manifestaciones de arte se encuentran, sin duda alguna, en las emergentes construcciones monumentales y en las moradas para los muertos hechas de ladrillo. Un ejemplo muy característico lo encontramos en las necrópolis de Abydos y Saqqarah, donde se encuentran las tumbas de los faraones de las dinastías I y II. Son las famosas mastabas de planta cuadrangular, cuyas paredes estaban decoradas con escenas de la vida de los difuntos y en cuyo interior también se encontraron esculturas y objetos que formaban el ajuar funerario: vajillas de marfil, joyas, recipientes de cristal, utensilios de cobre, muebles, juegos de mesa, etc. Al final de la época tinita empiezan a aparecer las construcciones de piedra en los edificios más importantes, pero aún eran escasas porque la piedra era un material costoso que no todo el mundo se podía permitir. Las demás manifestaciones artísticas que se han conservado son las esculturas y los bajorrelieves hechos de materiales diversos, como la piedra caliza, el alabastro, el cobre, el marfil, el oro... y que dan fe de las habilidades de los artesanos.

Ya en el año 2.700 a.C. y hasta el 2.200 a.C. se desarrolla el Imperio Antiguo, en el que las protagonistas son las dinastías III-VI. Pero eso en el próximo capítulo.


Tatiana Navarro Gimeno.