jueves, 16 de octubre de 2008

La llegada de los judíos a la Península Ibérica

Desde aproximadamente 1391 hasta 1492 las persecuciones contra judíos y las numerosas conversiones fueron el principal aliciente para la pregunta: ¿Cuándo llegaron los judíos a la Península Ibérica?.

Desde el punto de vista literario, ésta pregunta no aparece en “Crónicas Generales de España” por Alfonso X “El Sabio” ni en la continuación de estas de 1272, pero sí en su refundición de este mismo año, de autor anónimo, lo que nos da que pensar que pudieran estar manipuladas. Ésta refundición fue redactada en el siglo XV en Toledo, una de las ciudades con más judíos de toda la Península Ibérica.

Surge en esta época, además, la llamada “literatura apologética” donde los autores cristianos escribían contra la religión judía y los judíos contra la cristiana. Se trataba de que se pudiera demostrar que los primeros judíos se establecieron antes del año 70 a.C (la destrucción del segundo templo de Jerusalén).

Se empezaron a difundir documentos falsos entre la población, entre ellos, estos ejemplos:


  • Se decía que los judíos llegaron en las naves de Salomón, cosa difícil, puesto que en las naves de éste viajaban fenicios y no judíos
  • Algunos rabinos decían poseer cartas de sus antepasados preguntando a sus parientes porqué habían crucificado a Cristo, lo que demostraría que ellos estaban en la Península antes de la crucifixión de Cristo. Ésto podría ser verdad, pero es difícilmente demostrable porque lo que los rabinos decían conservar no son mas que copias manuscritas de las susodichas cartas, por lo que este testimonio no es válido.
  • Otro de los argumentos que se sostenía era que en el libro de Abdías, del Antiguo Testamento se leen las consonantes SFRD (se conoce que en hebreo no se escriben las vocales) que se podría traducir como “Sefarad” que era como se llamaba a Hispania entre los judíos. Aquí es donde se cree que venían las naves palestinas a llevarse marfil, cosa difícil, puesto que aquí no hay ni ha habido nunca elefantes. En cambio sí podría ser traducido como “Sefaris” (actualmente Kenia) donde sí hay elefantes.
  • También como documento se esgrimió una carta donde los judíos de Plumberia
    anunciaban la visita de Alejandro Magno a Hispania. Esto demostraría que los judíos estaban en la península antes de la crucifixión de Cristo, cosa de la que los acusaban.

Éstos son solo algunos de los documentos que se alegaban para argumentar que los judíos ya estaban en la península antes del siglo I d.C, pero la primera inscripción en hebreo que se conserva es del siglo III d.C en Agra (Almería).

Aunque hay otros documentos más fiables, como por ejemplo la lápida trilingüe (en latín, hebreo y griego) de Tortosa, dónde descansa un niño, se puede leer en hebreo “Su espíritu sea para la vida eterna” una inscripción poco común en aquella época. Estos sarcófagos con inscripciones hebreas se encuentran desde el siglo I a.C hasta el siglo II d.C, por lo que no es concluyente.

Hay que tener muy en cuenta que en Hispania en la baja Edad Media el mayor enemigo que tuvieron los judíos fueron los judeoconversos (judíos convertidos al cristianismo) y viceversa. Hay numerosos procesos de la inquisición donde voluntariamente se presentan judíos para denunciar a judeoconversos, por lo que la pregunta de “¿Cuándo llegaron los judíos a la Península Ibérica?” es tan solo un pretexto para la expulsión y las conversiones forzosas, porque no está demostrado que los judíos llegaran antes del año 70 a.C pero tampoco se ha demostrado que llegaran después. Además, en los reinos de la Península es en el único lugar donde se planteó esta pregunta seriamente.

Adaptación por Penélope Esteve de una clase de la asignatura “Cultura hispanohebrea” impartida por el profesor Carrete Parrondo.



miércoles, 8 de octubre de 2008

Paréntesis.


Mitología egipcia.

Aunque en el anterior artículo dije que continuaría con el siguiente fragmento de la historia de Egipto, quiero hacer un pequeño paréntesis y hablar un poco de mitología egipcia, ya que es un tema que me interesa especialmente. No pretendo profundizar en el tema, sólo explicar el origen del mundo según esta cultura, mencionar los nombres de algunos dioses y comentar sus esferas de influencia más importantes.


Al principio todo era caos (¿os suena?) y de allí surgieron Nun, el océano primordial, y Ben Ben, la montaña primigenia. Atum (cuyo nombre significa a la vez "totalidad" y "nada") surgió por sí mismo de Nun, se posó sobre Ben Ben y, con su saliva o, en algunas versiones, con su esperma, engendró a la pareja Shu, el aire, y Tefnut, la humedad. Estos, a su vez, engendraron a Nut, el cielo, y a Geb, la tierra. De la unión de Geb y Nut nacieron cuatro hermanos gemelos: Osiris, Isis, Seth y Neftis, que contrajeron matrimonio entre ellos (Osiris con Isis y Seth con Neftis).

Estos dos parejas eran antagónicas: mientras que Osiris e Isis representaban las fuerzas positivas del cosmos, la regeneración y la vida, Seth y Neftis se identificaban con el caos y la esterilidad. Según el mito, Osiris se convirtió en un rey bondadoso que abolió la antropofagia y enseñó la agricultura a los hombres pero Seth, que aspiraba al trono y que reprochaba a su hermano el haber cometido adulterio con Neftis (adulterio del que nació Anubis), lo encerró en un sarcófago y lo arrojó al Nilo. Cuando Isis se enteró partió en busca de su esposo, al que encontró en Biblos, y lo escondió entre las marismas del delta. Sin embargo, Seth descubrió el escondite, descuartizó el cuerpo de Osiris y esparció sus restos por todo el país.

Isis, acompañada por su hermana Neftis, recorrió el territorio buscando y juntando de nuevo los trozos del cuerpo de su esposo. Después, Anubis practicó por primera vez los ritos del embalsamiento. Acto seguido, Isis se convirtió en ave y con el batir de sus alas devolvió el aliento al difunto, con el que se unió para engendrar a Horus. Osiris se convirtió en el rey del inframundo, mientras que Horus decidió vengar a su padre y recuperar la corona que les había arrebatado Seth. Para conseguirlo, se enfrentó a este en una encarnizada batalla donde Horus perdió un ojo y Seth perdió su miembro viril.

Horus consiguió imponerse a las fuerzas maléficas de su tío, recuperó su legítima autoridad y se convirtió en rey de Egipto. Su nombre pasó a ser un título indispensable que todos los faraones debían llevar a partir de entonces y que justificaba su poder (ya que los convertía en un dios-hombre viviente, descendientes directos de los dioses).

Aunque estos eran los dioses más importantes, todavía había muchos más en el panteón egipcio. Anubis, el dios chacal, acompañaba a las almas de los difuntos ante el tribunal divino y arrancaba el corazón del pecho de los muertos para colocarlo en la balanza. También era el protector de los sacerdotes embalsamadores por haber sido el primero en celebrar este ritual. Maat era la encarnación de la justicia, de la verdad y del orden universal, y se le representaba como una figura humana con una pluma de avestruz o con alas de este animal; presidía, junto a Osiris, el juicio de las almas, y su pluma era el contrapeso de la balanza donde se colocaba el corazón del difunto. Thot (Djehuty en egipcio) era el dios de los escribas, de la sabiduría y de la música; se le representa con cabeza de ibis o como un babuino, es el inventor del lenguaje articulado, de la escritura y del calendario egipcio y se encarga de pesar las almas en el juicio divino. También actúa como contable y escriba de los dioses. Ptah fue el creador de los hombres, a los que moldeó a partir de arcilla, y el maestro constructor, dios y patrón de los artesanos, los albañiles y los arquitectos. Se le representa como una figura humana momificada, con un casco y subido a un pedestal. Hator (Hut-Hor, en egipcio:"templo de Horus") era la diosa del amor, del deseo y de la fertilidad; era la esposa de Horus y se le representaba como una vaca o como una figura humana con cuernos de este animal. Ofrecía un aspecto festivo y, en ocasiones, llevaba un sistro con el que hacía música para acompañar sus frecuentes bailes.

Ra (o Re) era el dios del sol, padre de toda existencia y motor esencial de la creación. Se le representaba como un escarabajo pelotero o como una figura humana con cabeza de halcón montada en una barca, con la que cruzaba el cielo a lo largo del día. Sekhmet, o Sejmet, una diosa guerrera y vengativa, esposa de Ptah, era representada como una leona o como una mujer con cabeza de leona. Para los egipcios era ella la que causaba la mayor parte de desastres naturales (especialmente las tormentas de arena) y epidemias, por eso realizaban libaciones para emborracharla y dormirla; se la conocía por los sobrenombres de "la terrible" y "la poderosa". Bastet, adorada sobre todo en Bubastis, era protectora del hogar y de los hijos. Se mostraba como un gato o como una mujer con cabeza de gato y se dice que solía estar de buen humor, ya que era el lado bueno y dulce de Sekhmet. Taweret, o Tueris, cuyo nombre significa "la Grande" (Ta-Urt, en egipcio), era la diosa hipopótamo protectora de las mujeres embarazadas y favorecía la abundancia de leche materna, por eso también se podía mostrar como una mujer gestante con cabeza de hipopótamo y los pechos hinchados.

Sobek, con cabeza de cocodrilo, era el creador del Nilo y el dios de la vegetación, aunque también se relacionaba con los accidentes en la navegación, y se encargaba de devorar las almas que no conseguían pasar favorablemente el juicio de Osiris. Amón, "el oculto", era el protector de una saga real tebana y se impuso como uno de los dioses más poderosos del panteón egipcio, especialmente cuando se asoció al dios solar Ra. Además, era el señor de los vientos y se creía que estaba en todas partes a la vez; se le representaba con cabeza de carnero y cuernos en espiral o como un hombre momificado de piel azul con dos plumas verticales en su cabeza. Jonsu es un dios lunar y viajero, un niño momiforme con una luna creciente y un disco lunar sobre la cabeza. Lleva también una coleta lateral, símbolo de su juventud. A veces era representado como un hombre barbado y cruel que aparece en situaciones violentas pero, si se le conjuraba bien, ayudaba a las personas a deshacerse de los malos espíritus y curaba a los enfermos.

Por último, y aunque no estuvo mucho tiempo en el panteón, hay que citar a Atón, el disco solar. Los sacerdotes de Amón se habían impuesto en Luxor a infinidad de cultos menores, y Amón-Ra llegó a ser la divinidad más importante del país. De este hecho surgió el primer intento de monoteísmo en Egipto, ya que el faraón Amenofis IV (o Amenhotep IV) cambió su nombre a Akhenatón ("el que agrada a Atón") porque sostenía que este dios era el único verdadero; así que prohibió el culto a los demás dioses durante todo su reinado. Se destruyeron templos y se borraron los nombres del resto de los dioses, lo que le granjeó al faraón muchos enemigos, hasta el punto de que monarcas posteriores intentaron destruir el recuerdo de su reinado.

Hasta aquí la lista de dioses del Egipto antiguo. No obstante, aún quedan por citar numerosas divinidades menores como, por ejemplo, el toro Apis, la diosa Uadjet (la cobra), la diosa Mut (el buitre) y el genio Hapy, cuyas influencias normalmente eran más locales que nacionales y, por esa razón, no son tan conocidos. A ellos se une una gran cantidad de diosecillos y genios protectores del hogar o causantes de molestias, todos ellos de carácter familiar. En el próximo artículo seguiré con la historia de Egipto, ya que está empezando la parte interesante.
Tatiana Navarro Gimeno.